28 de mayo de 2009

ANTROPOLOGÍA FORENSE


"El término de antropología forense se acuñó en Norteamérica y se refiere al análisis de los restos óseos. Surge, sobre todo, ante la necesidad de identificar los muertos producto de las guerras. En este periodo se vive un auge de la antropología forense, aunque existe desde finales del siglo XIX"

Lo anterior fue tomado de Lilia Escorcia Hernández, Especialista del Instituto de Investigaciones Antropológicas.

"El termino Forense, deriva de la palabra forum, un vocablo romano que significa perteneciente al foro. La antropología es el estudio del hombre y su cultura; según su objeto de estudio, se divide en varias especialidades o disciplinas, e incluso subdisciplinas, como es el caso de la antropología forense, que puede considerarse subdisciplina de la antropología física. Las especialidades de la antropología son: La arqueología, que se ocupa de las poblaciones pretéricas a través del estudio de sus culturas materiales; La antropología física, que estudia al hombre como ser biológico; La lingüística, que se ocupa de las lenguas, y la etnología, que estudia las distintas manifestaciones de los grupos sociales, como identidad, ideología, entre otros".

"Los médicos no contaban con la formación necesaria para la identificación de retos humanos; pero los antropólogos, por su conocimiento de la variabilidad osteología, la tenían, por lo que fueron llamados para hacer este tipo de análisis. La antropología forense no es sino la aplicación de los procedimientos, metodología y técnicas de la antropología en general a un contexto forense".

¿En qué consiste?

Responde básicamente a un proceso de identificación de restos óseos, el procedimiento aclara varios cuestionamientos fundamentales: Primero se identifica si los restos óseos son humanos o de cualquier otro animal; ya que se estableció que son de humanos, se define si son recientes o antiguos; luego se dictamina cuántos elementos óseos hay presentes; después hay que saber cuántos individuos son; posteriormente, se establece su procedencia, sexo, edad, estatura, y se evalúan otros rasgos individuales.

¿Para qué se emplea mayoritariamente?


Se utiliza más en la identificación antropológico-física, pero no solo se emplea en este campo. Se utiliza también en la elaboración de retratos hablados, para hacer peritajes de identificación.


ANTROPOLOGÍA FORENSE EN EL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ANTROPOLÓGICAS. (México)

A partir de 1993 el instituto incursionó por primera vez en investigaciones de aplicación forense, y fue de manera casi fortuita. La Universidad firmó un convenio con la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal para crear un sistema computarizado de identificación personal. Se denominó CARAMEX, sistema de retrato hablado asistido por computadora, el cual se basó en el estudio de la variabilidad facial de la población mexicana. El retrato hablado lo emplean las distintas policías desde mediados del siglo XIX para encontrar e identificar a los delincuentes que han cometido algún delito; la víctima o testigo de un crimen acuden con un dibujante experto y le describen los rasgos físicos que recuerdan del agresor.


¿Cuáles son los aportes sociales y jurídicos de esta disciplina?

Lo primero es ayudar a la sociedad. Con el proceso de identificación. Cuando existe un proceso de duelo interrumpido, es muy gratificante ayudarles a identificar a su ser querido, porque sólo así pueden concluir con su duelo.

Jurídicamente, el ayudar a reconocer a los delincuentes, es muy valioso, porque además de contribuir a que se haga justicia, podemos exonerar a los que no son culpables de un crimen que se les imputa y que no cometieron.


ANTROPOLOGÍA FORENSE EN AMÉRICA LATINA *


Si bien es cierto que la antropología forense en Estados Unidos y Europa se forjó gracias a conflictos armados internacionales, en América Latina fue promovida gracias a los múltiples casos de violaciones a los Derechos Humanos. Por ésta razón, ésta incluye además el trabajo de recolección de pruebas y análisis en el laboratorio.

En América Latina, el auge de la antropología forense está relacionado con el surgimiento de las dictaduras militares que dejaron miles de desaparecidos, especialmente en Argentina.

En Colombia el problema de la desaparición forzada no está relacionado con una dictadura militar, sino con un problema de violencia generalizada. La antropología forense en el país surge desde 1984 por la necesidad de encontrar centenares de personas que han sido y sigue siendo desaparecidas forzadamente, así como la impostergable tarea de identificar cuerpos sin vidas N.N víctimas de la violencia social.

Dada la gran cantidad de casos, los esfuerzos de los antropólogos dependientes de entidades estatales se han encaminado a la búsqueda de la identidad de personas N.N.s que han sido asesinadas por causas diferentes a la violencia política. Algunos realizan investigaciones sobre desapariciones forzadas, pero existe una destinación exclusiva a identificar víctimas del conflicto armado interno.

Generalmente, en los casos de víctimas mortales dentro del conflicto armado o de cuerpos sin vida que se encuentran en zonas denominadas "rojas", la búsqueda, hallazgo y recolección de restos humanos generalmente solo los pueden efectuar organizaciones humanitarias como la Cruz Roja Internacional o la Cruz Roja Colombiana y muy rara vez organismos no gubernamentales, bajo la supervisión y aprobación del actor armado que los haya ejecutado o que tengo el dominio de la zona en ese momento.

Si bien es cierto que sólo la policía judicial o las autoridades competentes en cada zona son las encargadas jurídicamente de ese trabajo, la realidad en las zonas de conflicto hace la tarea de estas personas casi imposible. Los funcionarios estatales son considerados por algunos actores armados de la guerra (guerrilla /autodefensas) como parte activa del conflicto, por lo que su trabajo los afectaría negativamente. Al no ser considerados neutrales por estos grupos, su trabajo en la recuperación de los cuerpos es prácticamente imposible, puesto que al realizarlo sus vidas correrían riesgos. Esto además se sustenta con la evidencia y testimonio de investigadores sociales del conflicto, investigadores judiciales del CTI., el DAS., etc. y de las personas que permanentemente, de una u otra forma, están relacionadas con él.

Tanto a guerrilleros como a miembros de las autodefensas no les interesa que el Estado encuentre las pruebas para judicializarlos por crímenes de cualquier clase, en especial los de lesa humanidad. Es por esta razón que los grupos armados sólo revelan ocasionalmente el paradero de sus víctimas al CICR. o a la Cruz Roja Colombiana y permiten su hallazgo por parte de estos organismos neutrales con fines exclusivamente humanitarios, evitando de esta forma se realice un procedimiento científico que puede en un momento determinado incriminarlos.


Los causantes de la retención de personas, pueden dejar los cuerpos sin vida en diferentes lugares, dependiendo de su modus operandi. Por investigaciones e informes de ONGs y comunicaciones personales con algunas personas que de una u otra manera han conocido las fosas comunes donde se arrojan los cuerpos de las víctimas, se ha podido conocer la ubicación de algunas de éstas, como por ejemplo, el cementerio clandestino de Guayabal (Cundinamarca).

A raíz de las confesiones de un ex integrante de la XX Brigada del Ejército se pudo comprobar la existencia de un cementerio clandestino a escasos minutos de Bogotá, en el cual estaban enterradas como N.N. varias personas desaparecidas entre 1985 y 1989 por miembros de la Inteligencia Militar. Los restos de Nydia Erika Bautista de Arellano, detenida-desaparecida el 30 de agosto de 1987, fueron hallados y reconocidos por sus familiares. Allí también reposan los cuerpos de Amparo Tordecilla, esposa del actual Comandante del E.P.L. detenida-desaparecida por miembros de la XX Brigada el 25 de abril de 1989. Se cree igualmente que numerosos cadáveres de activistas políticos se hallan allí sepultos (Tribunal Permanente 1991:49).

Son varios los cementerios clandestinos que se han reportado. Algunos de ellos fueron "creados" por miembros de las agencias de seguridad del Estado y otros por grupos de autodefensas como por ejemplo los localizados en Córdoba y Meta.

En 1990 fueron encontrados unos cementerios clandestinos cerca de Puerto López y San Martín en los Llanos Orientales en los cuales se presume haber encontrado los restos de algunas víctimas del grupo paramilitar dirigido por Víctor Carranza, traficante de drogas y esmeraldas, que según expertos es el contingente armado más grande del país. En Boyacá y los Llanos ellos hacen rondas, detienen viajeros y les revisan sus pertenencias en busca de indicios de colaboración con la guerrilla (Américas Watch 1992:32).

Los diferentes frentes guerrilleros también tienen cementerios clandestinos ubicados en los sitios de operación de estos. En ellos son inhumados los cuerpos de algunos muertos en combate, de "traidores" ajusticiados por el mismo grupo, por militantes que enferman y fallecen. Ocasionalmente allí también se entierran los cuerpos de algunos secuestrados.

Los ríos también se han convertido en lugares donde frecuentemente se encuentran cuerpos de personas reportadas desaparecidas. Ellas pueden ser víctimas de agentes estatales, autodefensas, guerrilleros o particulares.
* Fragmento tomado de "Aplicación de la antropología forense dentro del derecho internacional humanitario", Autor: Claudia Delgado Aguacia.